1) La relación.
No existe intimidad si no hay relación. El cristiano sin relación con Dios convertirá el altar en una plataforma religiosa. Todos los hombres de Dios que fueron honrados por el Padre Celestial se movieron con “la revelación del Cielo”. El proceso para recibir la revelación de algo o la dirección hacia donde seguir, inicia con la estrecha relación con El Padre.
2) La revelación.
Hoy encontramos muchas capacitaciones, seminarios, talleres, cursos, etc., y no es que sean malos, pero sin revelación son pura información. La Palabra como información no tiene efecto, es sumamente importante pedirle al Espíritu Santo la revelación.
3) La manifestación
Cuando el hijo de Dios comienza una relación íntima con el Padre, aprenderá a esperar la revelación para seguir instrucciones. La manera para que haya un mover sobrenatural del Espíritu Santo, la cual llamamos la manifestación, es teniendo primeramente la relación, seguido por la revelación. La manifestación es para que Dios reciba toda Gloria y ayuda a los incrédulos, a los que no tienen fe y a los que andan en la carne que puedan ver que Dios está vivo, que es Poderoso, que es Santo y que es el único Dios. Algo parecido fue lo que hizo el profeta Elías delante de todo un pueblo, que entre ellos había gente fiel, pero también había servidores de Baal.
Cuando el sacerdote experimenta la relación, la revelación y la manifestación lo que producirá es que todos los que estén en ese lugar vuelvan su corazón a Dios y por medio de la humillación se postren todos a adorar a Dios.